Lourdes Benería es una economista de reconocido prestigio internacional, de las primeras en sentar las bases de la Economía Feminista.
Nació en 1937 en la provincia de Lleida, Cataluña. Licenciada en Economía por la Universidad de Barcelona en 1961, obtuvo el doctorado en la Universidad de Columbia en 1975 y es actualmente profesora emérita de la Universidad de Cornell.
Ha formado parte de comités de expertos y trabajado en diversas organizaciones internacionales tales como la Organización Internacional del Trabajo (1979); en los años 2003-2004 presidió la Asociación Internacional para la Economía Feminista (IAFFE).
Es experta en el análisis y cuantificación del trabajo no remunerado de las mujeres, la economía de los cuidados y las relaciones entre globalización, género y desarrollo. En los años 80 y 90 denunció, junto a otras economistas feministas, los efectos de las políticas de ajuste estructural en los países en desarrollo.
La Economía Feminista (E.F.) plantea una teoría y práctica económica alternativas a la Teoría económica ortodoxa. La Teoría económica ortodoxa sitúa en su centro al homo economicus y la racionalidad económica, al individuo masculino que se mueve por preferencias fijas cuyo objetivo es la maximización de la riqueza, el beneficio y la utilidad; un individuo que se rige exclusivamente por su egoísmo, sin sentido social o comunitario.
De esta teoría ortodoxa están ausentes las mujeres, cuya conducta económica ya sea por género, cultura u obligación, ha estado marcada por la empatía, el cuidado no remunerado, la solidaridad y el altruismo.
La E.F. ha tenido un peso fundamental en la introducción de nuevos métodos de investigación y en el estudio y cuantificación de aspectos fundamentales de la Economía que no estaban considerados por la Economía ortodoxa como el análisis del trabajo doméstico, el cuidado y la economía del cuidado (que incluye tanto el trabajo doméstico no remunerado como el que se ha mercantilizado (las cuidadoras).
Desde los años ’80 estas investigaciones han puesto de manifiesto la importancia económica del trabajo invisible de las mujeres, un trabajo para cuya cuantificación han desarrollado nuevos métodos que ahora se aplican nacional e internacionalmente.
En sus últimos desarrollos la E.F. entronca con el Ecologismo, pues frente al crecimiento continuo y la maximización de la riqueza que crean pobreza y grave deterioro ambiental, se proponen alternativas económicas que ponen el acento en la búsqueda del bien común, el cuidado de las personas y del planeta.
Imagen: Cristiana Franzini Pixabay
La "paradoja de Chaouen"
Estando trabajando para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1978 Lourdes Benería viajó a Chaouen, una población del norte de Marruecos. Observando la atareada vida de las mujeres "desplazándose entre el ajetreo de las calles, algunas con una carga de masa de pan sobre la cabeza para cocerlo en los hornos públicos, otras con una carga de leña a la espalda o de ropa para lavar" frente a la de los hombres que "muchos permanecían sentados frente a sus tiendas, charlando ociosamente, a la espera tal vez de que la temporada turística aumentase la demanda de las bellas artesanías que se vendían", se dio cuenta de que algo fallaba en las estadísticas que manejaba la OIT y que indicaban un 70% de hombres trabajadores frente a un 7% de mujeres. Esta observación fue fundamental para iniciar en Ginebra el proyecto que luego se llamaría “Accounting for women´s work” y que buscaba visibilizar en las estadísticas el trabajo oculto de las mujeres.