La cuarta expedición sahariana que realizó Eugenio Morales entre 1945 y 1946, fue la que más fama le reportó, por ser en ella donde localizó, observó y fotografió a la única colonia existente de foca monje (Monachus monachus), especie en peligro de extinción.
La expedición empezó el 31 de octubre de 1945, fecha en que la Dirección General de Colonias y Marruecos acordó que Morales pudiera efectuar la “Prospección Zoológica por la Colonia de Río de Oro”, enfatizando en la continuación de los estudios sobre los problemas antiacridianos.
Las diferentes etapas de este viaje les llevan a: El Argub, Bir Gandux , Gleib-Amu o Cueva de los Lobos, donde llegan el día 26 de diciembre de 1945 y en donde tiene lugar, lo que el propio Morales –en su discurso de investidura como “Doctor Honoris Causa” por la Universidad Autónoma de Madrid– calificó “como el día más señalado en hallazgos zoológicos –fuera de la langosta–“.
Mientras recogía insectos y plantas, sobre las dunas fósiles de Aquerguer, se le acercó uno de los saharauis de la escolta y con gran alegría le comunicó que acababa de ver en un acantilado cercano una colonia de isifer, es decir, de la foca monje. Nada más llegar al lugar, llamado “Las Cuevecillas”, pudieron ver a una foca nadando a pocos metros de la orilla y, poco después, en el interior de la cueva, a más de una veintena de ejemplares descansando. En homenaje a su descubridor se llamará a este lugar la “Cueva Morales”.
La publicación de los datos recogidos, con todas sus ilustraciones, en la prestigiosa revista francesa Mammalia, fue el éxito científico que dio más fama a Eugenio Morales, pues hasta ese momento ningún zoólogo había encontrado la tan buscada y rara foca monje.