La brújula Brunton, o brújula de geólogo, por ser patentada por el geólogo canadiense David W. Brunton en 1894, es un equipo de precisión diseñado para obtener orientaciones gracias al campo magnético terrestre, posee una aguja imantada que se dispone en la misma dirección que las líneas de magnetismo natural del planeta.
Partes de una brújula de geólogo
Este equipo se usa para medir orientaciones geográficas, triangular una ubicación, medir lineaciones estructurales, planos y lugares geométricos de estructuras geológicas.
Las dos brújulas que se exhiben aquí corresponden a un modelo de los años 30 del siglo pasado y otra de los años 90.
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El trabajo del geólogo requiere un riguroso control del terreno. Por eso aparte de instrumentos de localización requiere de mapas topográficos y geológicos. A partir de los años 50 del siglo pasado las fotografías aéreas verticales fueron imprescindibles para su trabajo. Para ver el relieve durante su trabajo en el campo utilizaba pequeños estereoscopios como el que se muestra. En la actualidad ha sido parcialmente sustituida por la tecnología espacial.
La fotografía aérea vertical fue una tecnología desarrollada para fines militares durante la segunda guerra mundial. Los aviones de reconocimiento realizaban pasadas solapando las fotografías en un 70 %, para permitir la restitución tridimensional del terreno.
El “martillo de geólogo”, como los que aquí se exhiben, se han utilizado para muestrear rocas y minerales y extraer fósiles no ha cambiado apenas en los trescientos años en que se viene utilizando para este fin.
Fig. izquierda: muestra geólogos en el futuro prospectando y tomando muestras de la superficie de un asteroide ayudándose de un martillo de geólogo.
La fantasía de la figura anterior se apoya en una realidad. El único científico que ha visitado la Luna fue el geólogo Harrison 'Jack' Schmit, (Fig. derecha) en la misión Apolo 17 (07/12/1972), quien utilizó un martillo similar al que se exhibe para muestrear rocas lunares, abandonando el martillo sobre la superficie lunar una vez usado. Los restantes astronautas fueron pilotos o ingenieros.
A finales del siglo XIX y comienzos del XX, los gobiernos a imitación de la Real Sociedad Geográfica de Londres, fomentaron las expediciones de investigación naturalistas en diversas regiones de África y Asia, al objeto de reconocer los recursos naturales de estas regiones.
España, no fue una excepción promoviendo misiones de exploración al Sahara, África Ecuatorial o el norte de Marruecos, como la integrada por los científicos Bernardo de Quirós, Fernández Navarro, Dantín Cereceda y Cabrera Torre a la región marroquí de la Yebala y bajo Lucus en el 1913.
Los exploradores portaban instrumentos de la más alta tecnología de la época, como el equipo compacto de barómetros y sistemas de triangulación que se exhibe aquí.
En los trabajos de campo del geólogo es importante localizar la altitud de un punto sobre una superficie de referencia que en la Península suele ser la altitud media del mar en Alicante. Para ello se vale de un altímetro y un mapa topográfico. Aquí se muestran un altímetro aneroide de precisión ± 5 m y otro de mercurio de precisión ± 0,5 m.
El funcionamiento del altímetro aneroide, que es al más ligero, está basado en los cambios de volumen que experimenta una cápsula cerrada, conteniendo gas a cierta presión, que son medidos mediante un mecanismo que traduce esos cambios en medidas de altitud, con respecto a una presión con la que se ha reglado.
Lupa de x12 ó x16 aumentos son necesarias para la identificación de pequeños cristales de minerales en el campo, así como, punzones para extraerlos e imán para ayudar a su primera identificación.
Junto a la supervivencia de herramientas de campo utilizadas desde antiguo se utilizan las nuevas tecnologías como los Sistemas de Posicionamiento Global (GPS) o los telémetros láser.