Las características geológicas del entorno de Madrid a fueron reconocidas en el primer escudo de la villa usado entre 1083 y 1212.
Escudo: Pedernal semisumergido en agua, con dos eslabones a los lados entrelazados que frotan una piedra de la que salgan chispas y rodeando el conjunto llevaba una cinta azul, en la que había una inscripción: "Sic gloria labore", y se completa con una leyenda en castellano que dice:
” Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son, esta es mi insignia y blasón”.
Hace referencia a la gran cantidad de agua que existía y que sigue existiendo en el subsuelo de Madrid; y la parte de "mis muros de fuego son" es debido a las piedras de pedernal o sílex abundante en la mitad sur de la Comunidad, utilizadas desde la prehistoria y con las que estaban levantadas las murallas de Madrid, orgullo de sus moradores. Así, la base del torreón de la muralla primitiva de Madrid (Siglo IX), conservado cerca de la Puerta de la Vega, está formada por bloques de pedernal.
May^rä es el nombre árabe dado a las galerías de captación de aguas subterráneas del cual deriva el de Madrid. Los hispano-musulmanes tapaban los pozos verticales de ventilación con un casquete de mampostería. Posteriormente, a principios del siglo XVIII, la población de Madrid se multiplica por los desplazados de la Guerra de sucesión, por lo que el arquitecto y “fontanero” Teodoro Ardemans amplió el sistema de captación hasta llegar a los 127 km de longitud, cubriendo los pozos de ventilación con pirámides de granito.